
MADARCOS
Patrimonio y Desarrollo Rural
EL PENAL DE BUSTARVIEJO
Un vestigio rescatado de la represión
La represión franquista es un largo proceso histórico de aplicación de distintas violencias (física, jurídica, económica, cultural y social) a los colectivos considerados como subversivos o anti-españoles por el sistema derivado del golpe de estado de 1936. Comprende, por tanto, desde los primeros asesinatos ilegales en zona sublevada al comienzo de la Guerra Civil (1936-1939) hasta las últimas víctimas del tardo-franquismo y la transición.

Penal de Bustarviejo. © Ana Seisdedos
Tras la conquista violenta del poder por parte de las fuerzas de derecha en 1939 el aparato del estado se vuelca en este proceso. Jueces civiles y militares dictan penas de prisión y de muerte. Se construyen campos de trabajos forzados como el de Bustarviejo. Grandes empresarios se benefician de esta mano de obra esclava en la construcción de complejos como el Valle de los Caídos. La Iglesia toma el control de la educación, una parte importante de la intelectualidad española huye o sufre la cárcel. Todos los autores deben de pasar por la máquina censora del régimen.
Durante toda la dictadura 1939-1978 las figuras contrarias al régimen se arriesgan a sufrir penas de cárcel, trabajos forzados o muerte. La tortura es una práctica habitual durante todo este proceso. Colectivos como el homosexual sufren “represión especial”, siendo enviados a campos de trabajo o prisiones diferentes al resto de presos. El exilio es una de las caras menos visibles de este proceso.
España es el segundo país con más fosas sin descubrir del mundo. Víctimas de esta represión son Lorca, Miguel Hernández, Antonio Machado, Nicolás Sánchez-Albornoz o Salvador Puig Antich.
En los primeros momentos de la Guerra esta represión es aplicada por los distintos grupos que formaban parte de los sublevados. El objetivo del alzamiento no consistía únicamente en la toma del poder, también buscaba la eliminación de las bases sociales del régimen demócrata y republicano. En este primer momento la represión se caracteriza por el asesinato de maestros, líderes sindicales y políticos, intelectuales…Junto a la violencia física se aplicó la violencia social mediante humillaciones y vejaciones a las familias y seres queridos de las víctimas. Las mujeres sufrieron no sólo el asesinato y la violación, sino que se vieron sometidas al escarnio mediante el rapado del pelo y las purgas con aceite de ricino, al tiempo que se abolían los derechos sociales y políticos adquiridos durante la Segunda República.

Letrinas del Penal de Bustarviejo. © Ana Seisdedos
"El Destacamento Penal de Bustarviejo ocupó entre 1944 y 1952 a una media anual, aproximada de un centenar de presos. La gran mayoría de reclusos habían sido detenidos a final de la Guerra Civil y en los inicios de la posguerra. Procedentes de todo el país, vivieron el llamado “turismo penitenciario”, pasando de los campos de concentración a la cárcel, donde empezaban su viaje por diversas prisiones. Para obtener la “indulgencia” ofrecida por el programa de Redención de Penas por el Trabajo había que cumplir numerosos requisitos: pena dictada, buena conducta, examen de religión, certificados médicos de vacunación y juramento de no haber pertenecido a la Masonería: en algunos casos también se dio la intervención favorable al recluso por parte de alguna persona cercana al Régimen. Además de los presos políticos había un cierto número de presos comunes, condenados tanto por delitos convencionales como por estraperlo" (extraído de la cartela situada junto al Penal de Bustarviejo).

Detalle de un grabado en el alfeizar de una ventana: "5-4-45 Destacamento de Presos". © Ana Seisdedos